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miércoles, 13 de junio de 2012

Desequilibrio térmico del cuerpo

Este es el fenómeno característico del estado de enfermo,sin distinción de nombres o síntomas.
La fiebre es un fenómeno de naturaleza inflamatoria y congestiva.Se origina por reacción nerviosa y circulatoria cuando los nervios son irritados o sometidos a un trabajo excesivo.El calor febril es un efecto de la reacción nerviosa y circulatoria.La enfermedad,es un desarreglo funcional por fiebre gastrointestinal,tal como lo revela el iris de los ojos de todo enfermo y,generalmente,lo confirma su pulso.
Al corromper los alimentos,esta fiebre debilita y mata la vida por desnutrición e intoxicación progresiva de sus víctimas.
Esta fiebre también altera o incapacita las funciones de nutrición y eliminación de los pulmones,porque acelera la actividad del corazón y éste,al enviar ondas sanguíneas con demasiada frecuencia a los pulmones,congestiona sus tejidos y disminuye su capacidad.
La fiebre interna también debilita las funciones de la piel,porque produce anemia,es decir,deficiente circulación sanguínea en este órgano,en la misma medida que aumenta la congestión de las entrañas.


Nuestro cuerpo tiene dos envolturas: la externa,llamada piel,nos aisla del ambiente que nos rodea y la interna,denominada mucosa,cubre las cavidades interiores de nuestro organismo.La salud,es decir,la normalidad funcional del cuerpo,depende del equilibrio térmico entre la piel y la mucosa.
La temperatura del cuerpo será normal si la sangre circula uniformemente en él.Toda alteración circulatoria del fluido vital origina y mantiene en el organismo congestiones y anemias que alteran el equilibrio térmico.La temperatura en las zonas congestionadas es alta,mientras que en las partes del cuerpo con una deficiente circulación sanguínea es baja,porque la plétora es el resultado de una mayor actividad nerviosa y la deficiente actividad de esta energía determina un escaso riego sanguíneo.
Cuanto más acentuada es la congestión de las entrañas del cuerpo,más deficiente es la circulación de la sangre en la piel,extremidades y cerebro.
En las afecciones agudas,la fiebre,cuyo origen siempre está en el interior del vientre,se propaga a todo el organismo,manifestando así una reacción saludable de las defensas naturales,que procuran la purificación orgánica.
La fiebre interna que no sale a la superficie del cuerpo,es característica de todo enfermo crónico y revela una defensa insuficiente del organismo,que causa desnutrición e intoxicación,porque favorece las putrefacciones intestinales.Mientras la fiebre que sale a la superficie del cuerpo manifiesta una reacción salvadora,la fiebre interna que enfría la piel y las extremidades señala una deficiente actividad orgánica,es decir,un debilitamiento de la energía vital del sujeto.
La piel,privada continuamente del conflicto térmico que la atmósfera nos ofrece,se debilita progresivamente y se enfría.Las ropas inadecuadas que rodean el cuerpo de un calor artificial,ahorran a éste la necesidad de producir calor propio,mediante un activo riesgo sanguíneo de la piel.Por otra parte,los alimentos cocinados e indigestos,que exigen un extraordinario y prolongado esfuerzo digestivo,congestionan las mucosas y paredes del estómago e intestinos,aumentando la temperatura interna del cuerpo a expensas del calor de la piel y las extremidades.
Cuanto más débil es la temperatura de la piel,mayor es el calor de las mucosas del interior del vientre.El debilitamiento de la piel aumenta el trabajo de las mucosas,a donde se dirigen las materias malsanas que no son llevadas a los poros,debido al mal riego sanguíneo de la superficie del cuerpo.Las mucosas,forzadas a realizar un trabajo extraordinario,progresivamente se irritan,congestionan y afiebran.
En los enfermos crónicos ,cuya vitalidad está consumida por la intoxicación y el esfuerzo defensivo del cuerpo es frustrado con medicamentos,es común encontrar que el termometro bajo el brazo acuse 35º centígrados,mientras que la fiebre interna,de alrededor de 40º o más,se manifiesta con una inusitada actividad del corazón,con un pulso de 120 o más latidos por minuto.
Existe una relación estable entre la actividad del corazón y la temperatura interna del cuerpo.En un adulto en estado de reposo,70 pulsaciones por minuto corresponden a un calor de 37º en el interior del vientre; 80 pulsaciones acusan una temperatura de 37,5; 90 pulsaciones por minuto revelan que la fiebre ha subido de 38; 100 pulsaciones se corresponden con una fiebre de 39;
De este modo,a medida que la temperatura sube en el interior del vientre,la actividad del corazón también se acelera proporcionalmente,manifestándose con un pulso más rapido,aún cuando el termómetro bajo el brazo no registre calor anormal.
Un pulso inferior a 70 revela debilidad nerviosa por intoxicación intestinal o medicamentosa.
Si comemos fruta cruda y observamos el pulso antes y después de esta comida,comprobaremos que no se ha producido una alteración apreciable en la actividad cardíaca.Pero si estas observaciones las hacemos antes y después de un abundante almuerzo o cena,en el que se han ingerido productos animales,dulces,licores...nos llamará la atención el aumento de las pulsaciones que de 70,han subido a 100 por minuto.
El estómago y los intestinos del ser humano están destinados a digerir frutas,ensaladas y semillas en su estado natural.Pero,si estas mismas sustancias son cocidas o asadas,el trabajo digestivo se prolonga casi el doble.
Las materias inadecuadas para incorporarse a la economía del cuerpo,introducidas con los alimentos innaturales o derivadas de las fermentaciones pútridas del intestino,alteran la composición normal de la sangre,que se acidifica.Además,el fluido vital,cargado de sustancias extrañas,pierde su fluidez y se moviliza con dificultad.

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