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jueves, 8 de noviembre de 2012

Ejercicios para ver el aura

Primer ejercicio:
  • nos instalaremos en una habitación tranquila y con una luz difusa
  • aproximaremos las manos y las mantendremos así durante un minuto,más o menos
  • separaremos las manos y las mantendremos a unos 10 cms.de distancia
  • describiremos con las manos unos círculos de unos  5 cms.de diámetro; experimentaremos una sensación de hormigueo en las palmas,o bien nos parecerá que hay algo impalpable,aunque concreto,en el espacio entre ambas manos,una especie de diferencia de presión.Esta es la energía de nuestra aura.
  • repetiremos el paso anterior,esta vez aumentando la distancia entre ambas manos hasta unos 30 cms.Notaremos la misma sensación,como si algo tratara de separar nuestras manos; de hecho,hemos puesto en contacto los bordes de nuestros cuerpos energéticos.
  • ahora giraremos las palmas de las manos hacia la cara,manteniendo los dedos separados 1,2 o 3 cms.a ser posible frente a una pared blanca y desnuda.
  • nos relajaremos y miraremos el espacio que queda entre los dedos.Deberíamos lograr ver una especie de neblina entre ellos.Con la práctica,la neblina será sustituida por colores.
Segundo ejercicio:
  • nos instalaremos de nuevo en una habitación tranquila y con luz difusa
  • esperaremos a que los ojos se acostumbren a la oscuridad
  • pediremos a una persona que se siente delante de nosotros,con una pared blanca a su espalda
  • sin enfocar la mirada,dirigiremos nuestra atención hacia el área contigua a la cabeza y la espalda
  • sin enfocar la mirada,dirigiremos los ojos hacia el área de 10 o 15 cms.contigua a la cabeza
  • si nos parece ver algo,desplazaremos la mirada lejos de la persona,hacia una zona desnuda de la pared; si lo que nos había parecido ver desaparece,se trataba realmente del aura y no de un reflejo del nervio óptico.
Será raro que tenga éxito en el primer intento,incluso en estos ejercicios elementales.Pero no de desanime: pese a su simplicidad,tienen la finalidad de hacerle comprender que la energía de la que hemos hablado antes existe realmente y puede percibirse.
El aura de un objeto está formada por un color concreto que,como si fuera su complementario,se corresponde en el plano energético con el color que percibimos nosotros físicamente.Las auras más fáciles de ver cuando se tiene una cierta práctica son las de los objetos azules y rojos: los primeros tienen un aura amarilla y los segundos,verde.
Para el siguiente ejercicio,sin duda más preciso y complejo que los anteriores,es conveniente comenzar por los colores primarios(amarillo,rojo y azul) y no con tonalidades u otros colores.

Tercer ejercicio:
  • procuraremos que la habitación en la que vamos a llevar a cabo el experimento esté iluminada (la luz no debe ser demasiado intensa)y disponga de un fondo blanco.Cogeremos un libro y lo forraremos con papel azul o rojo; a continuación lo colocaremos de pie sobre una mesa,a unos 2 m.de nosotros
  • cerraremos los ojos y respiraremos profundamente,tratando de relajarnos.Para obtener la mejor relajación,nos sentaremos,y al concluir cada inspiración,nos diremos "relájate"y luego espiraremos.Debería bastar un ciclo de 20 respiraciones para alcanzar un estado de relajación adecuado para este ejercicio.Cuando nos sintamos calmados,abriremos los ojos y miraremos hacia el libro.No fijaremos la mirada en él,sino en el espacio contiguo.No cansaremos los ojos y si tenemos que parpadear lo haremos.Al cabo de poco tiempo del libro aparecerá un aura pálida: no concentraremos la mirada en ella,mantengamos nuestra visión periférica.
  • repetiremos el experimento con otros libros,forrado cada uno de ellos con un papel de color distinto,anotando con detalle los resultados del experimento y los colores áuricos que en nuestra opinión,corresponden a los colores de los objetos.Aún no debemos leer la tabla de este ejercicio donde vienen indicados los colores.
  • repetiremos el ejercicio con una planta o con flores; casi de inmediato percibiremos el aura anaranjada que desprende el tallo verde,el tronco o las hojas,así como otra aureola luminosa que rodea la planta o la flor.Se trata del aura típica de los seres vivos.
  • repetiremos el experimento con un animal,a ser posible mientras esté descansando.
  • observaremos nuestra propia aura.Puede hacerse tanto en casa como al aire libre,a la luz del sol,por ejemplo,extendiendo un brazo y observándolo con el cielo como fondo.
  • por último,experimentaremos con otra persona: primero veremos el aura etérica,una especie de capa fina y lechosa que se adhiere a su piel y luego el aura principal.No hay que olvidar que la luminosidad del aura principal depende del estado de salud de esa persona: si está sana y feliz su aura será resplandeciente.
A continuación aparecen las correspondencias entre los colores áuricos y los colores de los objetos:
  • amarillo: aura azul
  • añil: aura dorada
  • azul: aura azul
  • naranja: aura verde clara
  • rojo: aura verde
  • rosa: aura verde iridiscente
  • verde: aura anaranjada
  • violeta: aura dorada clara
Conviene recordar que:
  • la parte derecha de nuestra aura revela la forma en la que nos presentamos antes los demás y los otros nos perciben
  • la parte izquierda revela las zonas de desarrollo potencial de nuestra personalidad
  • la parte central indica la forma en la que afrontamos la vida
En caso de enfermedad,el aura tiende a adoptar un color verde descolorido,a la altura de la parte afectada.A veces esto ocurre antes de que se manifieste la enfermedad o dolencia.


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