En el primer caso tendremos salud y en el segundo,enfermedad,es decir,desarreglo funcional del organismo.
Existen tres clases de fiebre: la externa,que puede controlarse mediante el termómetro aplicado bajo el brazo del enfermo; la interna,que domina el interior del vientre y va unida a una falta de calor normal en la piel y las extremidades y se descubre mediante el pulso y el iris de los ojos; y,por último,la fiebre local,que preferentemente afecta a una zona u órgano determinado del cuerpo y se manifiesta mediante latidos,punzadas,cansancio localizado o escozores.
La fiebre externa revela actividad en las defensas del organismo,mientras que la interna acusa una incapacidad defensiva.La fiebre local,que va acompañada de irritación,inflamación, y congestión,también es perjudicial,porque altera y dificulta la libre circulación de la sangre en el órgano o tejidos afectados.
La fiebre externa caracteriza al enfermo que sufre una crisis aguda,mientras que la interna mantiene el estado de enfermo crónico.
Sólo la fiebre externa favorece la curación porque,mediante el calor extendido a través de todo el cuerpo,activa los procesos vitales y favorece la purificación de la sangre y tejidos,destruyendo y expulsando materias orgánicas muertas,acumuladas en el cuerpo por herencia o por nutrición inadecuada.
La fiebre que sale a la piel es curativa,porque purifica la sangre a través de sus millones de poros.La fiebre de las entrañas es destructiva,porque altera la composición y circulación de la sangre.Pudre los alimentos,convirtiéndolos en venenos y encharca las entrañas,haciendo deficiente su circulación en la piel y las extremidades del cuerpo.
De ese modo,se acorta y pone fin a la vida por desnutrición e intoxicación.
Al atacar la piel con frío,la obligamos a desarrollar calor por reacción nerviosa y circulatoria.Si exponemos la piel al conflicto con el frío del aire o del agua,obligamos al organismo a desarrollar calor externo para defenderse del frío.Este calor lo lleva la sangre,que,de ese modo,es desalojada de las entrañas.Cuangto más activa y prolongada sea esta reacción de calor que sigue a la aplicación del frío,más intenso y duradero será el beneficio obtenido.
Con el calor del sol o del vapor,también es posible combatir la perjudicial fiebre interna y producir una benéfica fiebre en la superficie del cuerpo enfermo.En este caso,deberá alternarse el calor con frotaciones de agua fría.
Así como toda aplicación fría sobre la piel produce una reacción de calor sobre ella,las aplicaciones calientes producen una reacción de frío,salvo que terminen con una ducha o frotación de agua fresca y sean seguidas de ejercicio adecuado.
Es erróneo creer que con trasnpirar basta para eliminar eficazmente las impurezas orgánicas.Puede existir abundante transpiración con escasa eliminación de los materiales perjudiciales para el organismo.
Hay que distinguir entre transpiración y reacción de calor.Por regla general,la transpiración es perjudicial porque enfría la piel,alejando la sangre de la superficie del cuerpo para congestionar el interior,desequilibrando así la temperatura y debilitando la eliminación por los poros,que necesitan un riego sanguíneo activo para realizar sus funciones de nutrición y eliminación.
En cambio,la reacción térmica,resultado de una mayor actividad nerviosa y circulatoria,que el conflicto con el frío del agua despierta en la piel,atrae hacia ella la congestión malsana del interior del cuerpo,permitiendo así que los poros expulsen los venenos de la sangre,aunque no se transpire.
Podemos llegar a la conclusión de que las dolencias sólo pueden curarse mediante la fiebre externa,porque sólo ella es capaz de activar la expulsión de materias dañinas a través de los poros y a la vez,descongestionar los órganos internos.
En lo referente a la fiebre local, es preciso actuar sobre la parte u órgano afectado,refrescando localmente y derivando a través de los poros las impurezas acumuladas.
También mediante aplicaciones frías y calientes obtenemos los antiinflamatorios adecuados para tratar la fiebre localizada en tumores,congestiones,irritaciones,heridas o úlceras,ya sean éstas originadas por depósitos de materias extrañas,golpes u otros accidentes.
En los casos crónicos con piel fría,están indicadas las aplicaciones calientes y en las inflamaciones agudas calientes es preferible la aplicación fría local.
Se recuerda,que es un error el empleo de bolsas de hielo para combatir la fiebre local y las inflamaciones locales.En lugar de descongestionar,el hielo paraliza la circulación de la sangre en la zona donde se aplica,dificultando así la normalización que se persigue.
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